viernes, 26 de abril de 2013


Tú paso tan sólo dejó vacío,
paisajes preñados de mentiras,
estancias de mi vida ahora pútridas e infectas
por tu recuerdo
Y pedazos de un sueño que caen
como lágrimas por el cristal.

Ahora
no quiero palabras,
ni miradas,
ni puños.
No quiero nada de ti.

Quisiste correr demasiado.
Pero nunca seguiste los caminos con corazón,
sino tu naturaleza espuria.

Yo
soy del Cierzo y la ribera, del rumor de la niebla.
Este invierno no es una interrupción,
sino la fuerza del frío.
Mis latidos cabalgan sobre las yeguas de la noche,
mi mirada está en cada esquina de tu atardecer,
nunca me detengo
y te alcanzaré.

Estos pies no comprenden el reposo.

Construye un imperio y tendrás cenizas,

desata tu risa y la ahogaré.
Sueña, goza, ama, cría...
¡Descálzate y baila!
Mas cuando todo se apague, 
en el sudor de la madrugada, 
me hallarás acariciando tu miedo.

Tejiendo el final que jamás elegí.



 

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