martes, 18 de diciembre de 2012

LO QUE QUEDA

Me agarro a cada amapola que pasa
con la ilusión de un niño,
como para olvidar este mundo gris.
Aunque sé que se esfumará,
como se fueron todas
las distintas formas de Ella.

Pasarán meses o años,
pero terminaré por sacudirme sus caras,
como quien se quita el polvo del camino.
Se me perderán sus gestos y sus voces
y el sabor de aquellos nervios
cuando esperaba en vano una respuesta.

Y sé que todo lo que queda
son veranos dípteros
y el azote del Cierzo en invierno,
trabajos inútiles y noches de televisor.
Entretanto,
alguna lluvia de estaciones indecisas.
Y la carretera,
otra ciudad y otra mudanza,
y el olvido permanente de lo que yo mismo he sido.

Empezar de nuevo: otras caras, nombres
que se perderán en la marabunta.
Empezar…
Nuevas direcciones, hacer mías
calles que antes fueron extrañas,
Un banco en algún parque
donde observaré jugar a niños ajenos.
Una cerveza nocturna y caricias de alquiler.

Al final, todo lo que queda soy yo.

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