domingo, 30 de enero de 2011

LA INVASIÓN DE LAS CAFETERAS INTELIGENTES

No, no es una película de terror. Aunque a mí todo esto me asusta un poco, la verdad. Y tampoco es que sean inteligentes las cafeteras –es una manera de hablar-, pero mucho menos lo es el vulgo que las compra, dicho sea de paso. Sí lo son, por el contrario, los dueños de las empresas que las fabrican y que una vez te las venden, te obligan a comprar determinadas “cápsulas”, pues de otra forma no funcionan. Alguien pensará: “¿qué tiene éste en contra de las cafeteras?”. Es que no estamos hablando sólo de cafeteras. Se trata de un ejemplo más de cómo la maquinaria capitalista de consumo genera un producto totalmente prescindible, creándonos una nueva necesidad que antes no teníamos, y cómo el rebaño se deja caer plácidamente en la trampa. Claro, en este país de envidiosos, si el vecino lo tiene, yo no voy a ser menos. Si no, me tratarán de miserable, de “rata”, dirán que soy un bicho raro… Tengo que consumir, gastar, comprar artículos de última moda (aunque no me hagan falta), para ser así aceptado socialmente.

Dentro de unos años, tal vez ya no queden las cafeteras de toda la vida que uno puede comprar ahora por unos quince euros o menos, porque ya no se venderán en los grandes almacenes (suerte tendremos si todavía quedan pequeñas tiendas de barrio) y en las que uno hoy en día todavía es libre de poner la marca de café que quiera. Como también somos libres aún de añadir después leche, canela, mezclarlo con chocolate o lo que se nos ocurra, sin que una máquina tenga que hacerlo por nosotros. Dentro de unos años ya no quedarán muchas cosas y habrá otras nuevas. No es que todo lo que venga sea malo. Pero me pregunto si dentro de unos años seremos un poco más o un poco menos libres que ahora. Si estaremos más o menos en manos de este mercado omnipotente que nos indica cómo vivir, cómo vestirnos, qué comer, qué nos debe gustar y qué no… En fin, en manos de este mercado que nos esclaviza poco a poco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario